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Una familia de Logroño denuncia a una cafetería por este comentario en el ticket

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Cruasanes, cafés con leche, zumo grande, ‘colacao’… «niños repelentes». Una cuenta con importe impreso, 9,10 euros según consta en el tique, y con un descalificativo escrito a bolígrafo. Una familia de Logroño ha denunciado ante Consumo a un establecimiento hostelero de la capital de La Rioja por lo que considera un «insulto hacia nuestros hijos y nuestra familia». Así consta en la hoja de reclamaciones registrada en la Dirección General de Justicia e Interior.

«Insulto» para la familia, un matrimonio con dos hijos de nueve años que, acompañado de los abuelos y un tío de los niños, acudían el pasado domingo a merendar a la panadería cafetería Granier de Víctor Pradera. «Lo que empezó como una agradable merienda en familia acabó en un cachondeo con nuestros hijos de por medio», explicaba la madre a este periódico.

Y es que, terminadas sus respectivas consumiciones, a la hora de pedir la cuenta, llegó, aparte del precio a abonar, la sorpresa y la indignación. «Justo en la parte de arriba del tique, escrito a boli, se podía leer la anotación ‘niños repelentes’», cuenta. «Ante nuestro desconcierto -los niños no habían dado guerra alguna y al principio pensábamos que se trataba de una broma-, nos acercamos a la barra para que nos explicasen la ‘notita’, y unos suplementos que por cierto tampoco entendíamos, y la única explicación que recibimos fue que ‘eso eran cosas entre ellas’ -las camareras-».

Ni una disculpa ni un lo siento… ni nada de nada, según la familia. Diario LA RIOJA, puesto en contacto con la citada franquicia, obtenía por respuesta que todo responde a un «malentendido» y a una «broma entre camareros» y que, por supuesto, pidieron perdón.

«No iba por ellos, pero no atendieron a razones… Las camareras aprovecharon mi ausencia para bromear con los compañeros, a los que llaman los ‘niños’ -hay uno de 18 años- pues eran los encargados de cobrar esa mesa porque ellas se habían ido a ocuparse del horno. También hay una ‘bruja piruja’, por ejemplo», explicaba la propietaria del local, quien aludía a una «serie de desagradables y desgraciadas coincidencias», cambio de turno incluido, y en absoluto a un insulto o falta de respeto a la clientela.

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