El capítulo 5 de ‘Veneno’, la serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi sobre Cristina La Veneno ha devuelto a la palestra a un personaje colateral de su historia y de la del programa que dio la fama a ambos, ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’. Juan Antonio Canta.
Si veías la televisión en los 90 probablemente recuerdes la canción de ‘Un Limón y Medio Limón’, o mejor dicho, ‘El Rap de los 40 Limones’, que era el título original de la canción completa.
Juan Antonio Castillo Madico, conocido como Juan Antonio Canta, fue cantautor, poeta y escritor de relatos español de la década de 1990. Tuvo un grupo musical llamado Pabellón Psiquiátrico y su vida cambió tras aparecer en el programa de Pepe Navarro.
Juan Antonio se suicidó a los 30 años, en diciembre de 1996, meses después de haber alcanzado el efímero estrellato con sus apariciones en el programa. Así lo cuenta la Wikipedia:
Un día, el también cordobés Pepe Navarro entra en el café donde actuaba y decide ficharlo para su programa, Esta noche cruzamos el Mississippi, en Tele5. Juan Antonio empieza a soñar con las miles de posibilidades que le podría proporcionar este golpe de suerte del destino.
Sin embargo, precisamente el tema seleccionado para lanzarlo al estrellato (cuál si no iba a ser) es, “La danza de los 40 limones”, una canción para niños en un mundo de hombres, una broma entre amigos que esconde entre sus letras guiños y referencias intelectualoides que la audiencia de este programa era evidente no se iba a molestar en averiguar. Todo ello, aderezado con una coreografía absurda de coloristas chicas despampanantes en contraposición con su aspecto misántropo, armado únicamente con su guitarra acústica y con una actitud apática y resignada, le convierte ante los ojos de toda España en un friki redomado más. Su canción se convierte en el éxito del verano, en el cual realiza más galas que en toda su carrera; eso sí, siempre acompañado a ser posible por las coristas, a cantar eso de un limón y medio limón.
“Aunque a mí no me importa porque yo no he compuesto una canción del verano, otros se han encargado de etiquetarla. A mí lo que me preocupa es componer buenas canciones”, decía, pero cada día que pasaba se alejaba más y más de su sueño, ser un respetado cantautor.
Acabada su gira estival y con la perspectiva de conquistar América, todo a cuenta de los limones, se enfrentaba al gran reto de su carrera profesional, debatiéndose ante la dicotomía de desandar o no el camino del éxito logrado, con un segundo álbum y otra vez desde cero. Así, lo invitan a ir a un programa de Canal Sur y por primera vez pone como condición para asistir que no le menten nada sobre la maldita canción, responsable en cierto modo del mundo en que se hallaba sumergido y que en absoluto le satisfacía, pese a que su felicidad pasaba por estar cerca de un escenario.
“Lo importante no es si ganas o pierdes, lo importante es que no pierdas las ganas”, solía decir.
Un par de semanas antes de decidir que había perdido las ganas, le escribe una carta a Martirio, a cuyo concierto acude la noche antes. “Pasarán los guitarrazos y el caos y quedará la belleza. Yo, que me paso el día rezando al dios de las canciones con desigual resultado, anoche encontré la sangre del sur en un teatro que parecía un avión e iba tan lejos que me confundí tratando de saber si era la posguerra o el futuro”. La carta finaliza pidiéndole a la cantante que “acune las almas perdidas de los que pensaron que había que apostar lo que no se tenía”.
Juan Antonio Castillo se suicidó el 22 de diciembre de 1996, a los 30 años de edad.
Periodista y Graduado en Derecho. Experto en televisión, música y cine. Ha escrito en los principales medios de España y publica en Internet desde 2007.