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Miguel Bosé bate récord con su entrevista

La entrevista a de Jordi Évole a Miguel Bosé era uno de los momentos más esperados desde hace meses. Tras un verano en el que el cantante no dudó en apoyar manifestaciones negacionistas, reapareció en Lo de Évole. En su primera entrevista desde hace años habló claro de sus problemas de adicciones en el pasado.

El primer momento que llamó la atención fue la orden inmediata de Miguel a su interlocutor nada más verse. «¡Quítatela!» y «yo no hablo con gente con mascara» fueron las palabras de bienvenida cuando Jordi llegó a la habitación del hotel en el que se grabó la charla.

La entrevista, que está dividida en dos partes, repasó en un primer momento sus problemas con las sustancias. Su primer contacto con ellas estuvo provocado «por un desamor». «Esa noche me tomé mi primera copa, me metí mi primera raya que me duró y salió baratísimo». «A partir de ahí solo conocí la luna, la noche y la parte oscura de Bosé y de Miguel», recordaba.

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El cantante pensaba que le hacían sacar su parte más creativa: «Las sustancias son unos estados que utilizados bien dan mucho conocimiento y te dan puntualmente unas visiones de cosas que son interesantes, revolucionarias incluso. Pero cuando pasan a ser un consumo habitual, pierden ese sentido».

Su «enganche» a las sustancias le llevaron a una gran dependencia que pudo haber tenido consecuencias. «He llegado a consumir casi dos gramos diarios», confesaba ante su amigo. Unos problemas que han estado presentes en su vida hace no demasiado: «De hecho, lo he dejado todo hace siete años».

Otro de los puntos que más llamó la atención fue su deteriorada voz, con la que apenas se puede hacer entender ante las cámaras. Este problema lo achaca a los problemas que le ha generado su separación de Nacho Palau, su pareja y padre sus hijos. En ningún momento dijo su nombre, llegando a hablar de «una expareja» de forma muy genérica.

Llegado el terrible momento de su despedida, el cantante confesó que se pudo despedir «por teléfono», pero nunca pensó «que la iba a perder, la verdad». Criticó duramente la actuación médica en aquellas primeras semanas de caos en los centros hospitalarios y recordó que la OMS «ya contaba que la gente mayor no iba a ser la prioridad, ¿no?».

«Sería interminable y sacaría cosas tremendamente peligrosas para las personas que se ocuparon de mi madre en ese momento», decía apuntando su responsabilidad hacia el equipo médico que la atendió, aunque sin aportar más pruebas que sus palabras.

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