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Televisión

Maite Galdeano hace su alegato sobre la economía

Maite Galdeano se ha pronunciado acerca de la situación actual y ha hecho su alegato. Ella lo tiene muy claro y dice que no va a bailarle el agua a los supermercados que, según ella, están subiendo los precios porque sí: «A partir de ahora solo voy a comer pasta con huevos y cebolla, que está muy rica»

Todo este alegato lo ha hecho con un detalle del que no parece haberse dado cuenta aún ya que el ‘story’ sigue colgado. El top de ganchillo, a la última moda, que llevaba puesto mientras degustaba el espartano plato de pasta con huevo y cebolla, se le ha levantado, dejando al aire sus encantos.

La conductora de autobuses ha seguido hablando sobre la situación económica actual y sus ideas de contención con las peras al aire. La composición es insuperable: el top de ganchillo, el plato de pasta con cebolla y huevo y sus esculpidos tatuajes.

Maite también ha dicho que no hay que comer pescado porque viene del mar lleno de fuel. Y dice que cada vez que va al supermercado se gasta 40 euros. «Aunque pueda, no me los voy a gastar»

¿Quizás Maite tendría que echarle un ojo a algunas teorías básicas de la economía o es una genia de la economía que sabe por donde hay que atajar el tema?

La navarra ha inculcado muy bien a su hija Sofía el arte del ahorro y la inversión. Hace unos días Sofía posaba en Lecturas diciendo que estrenaba su casa nueva, que costaba un millón de euros y que ya estaba pagada.

No parece ser tan ahorrador su hijo Christian, al que siempre señala por todo lo contrario cuando va a la tele y le pide que sea un poco más como Sofía. Su nuero, Kiko, también ha salido ahorrador, así que está encantada.

La ropa que se pone, lo que come, sus cambios de imagen, sus trucos de belleza… Sofía Suescun vende como nadie su estilo de vida de lujo, pero a la vez accesible, y lo ha hecho su trabajo. «Estoy entregada a las redes sociales, muy satisfecha de mi evolución como influencer», cuenta a Lecturas. 

Su actual ocupación sea la que podría haber truncado su progresión televisiva, justo cuando su carrera se estabilizaba y empezaba a subir como la espuma, asumiendo nuevas aventuras, dirigidos a cumplir un sueño: ser presentadora.

A pesar de todo no quiere hablar de vetos, «no me siento vetada», aclara, «de repente, no fui más a los programas y me centré en las redes sociales».

Si bien ser influencer, en ese sentido, es igual de ‘inestable’, lo cierto es que su sueldo actual tiene muchos ceros.

«Las ganancias no son fijas todos los meses, pero redondeando no me quedo muy lejos de los 30.000 euros que gano», desvela en exclusiva orgullosa de haber tomado la decisión de reinventarse.

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