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5 fallos de la memoria que nos afectan a todos

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1.Te conozco, pero no sé de qué

Es un error de la memoria bastante común, a casi todo el mundo le ha pasado alguna vez. Te encuentras con alguien que te habla, sabes que le conoces pero no consigues saber de qué exactamente. Se llama Paramnesia cotidiana y genera una incapacidad de reconocer a alguien fuera del contexto en el que se le ha conocido o se le ve habitualmente. Sigmund Freud fue más allá y dijo que este tipo de fallo de la memoria responde a deseos ocultos con esa persona.

2.Lo tengo en la punta de la lengua

«Lo tengo en la punta de la lengua» es otro de los fallos de la memoria más habituales. Se nos vienen a la mente palabras parecidas, pero no la que estamos buscando: palabras que empiezan igual, que suenan parecido, sinónimos… Las personas bilingües son más propensas a estas malas pasadas de la memoria, que como en el caso anterior se encuadran en las paramnesias del recuerdo. Un truco que suele funcionar para encontrar la palabra adecuada es no empeñarse en buscarla, porque cuando lo hacemos afloran también las similares y compiten con la que buscamos. Si distraemos la atención un momento es más fácil que aflore la correcta. Estos fallos de memoria se acentúan con la edad.

3.¿Cómo he llegado yo aquí?

Otra inquietante sensación que a casi todos nos ha asaltado alguna vez y que puede ocurrir, por ejemplo, cuando conducimos o cuando recorremos a pie un camino muy habitual: ¿Cómo he llegado hasta aquí? No logramos recordar los detalles del camino, que evidentemente hemos recorrido. Parece como si hubiera habido un salto en el tiempo. En realidad es un efecto del “sobreaprendizaje” y se produce cuando llevamos a cabo actividades que tenemos tan interiorizadas que podemos hacer casi de forma automática, sin prestar atención. De hecho este fenómeno, conocido también como laguna temporal, suele ocurrir precisamente por esa falta de atención, innecesaria cuando tenemos hábitos muy automatizados que no requieren nuestra supervisión. Es lo que ocurre en el camino a casa que hacemos todos los días. Sólo algo que rompa la secuencia habitual es capaz de hacernos pasar del 2modo automático2 al 2manual2

Algo parecido nos pasa cuando, repentinamente nos asalta la duda de si hemos cerrado con llave la puerta de casa o del coche. Ocurre porque es algo que hacemos sin prestar atención y cuando intentamos recordarlo nos resulta muy difícil. Suele funcionar tratar de recordar lo que estábamos pensando cuando llevábamos a cabo esa mecánica acción. Gracias a ello, puede aparecer la imagen de lo que queremos comprobar.

4.Pensar que se nos ha ocurrido una idea original cuando en realidad la estamos plagiando inconscientemente

En ocasiones los recuerdos no se reconocen como tales, sino que se experimentan como ideas originales. Y es más habitual de lo que podríamos pensar. En especial se pone de manifiesto en el mundo artístico y también en el científico. Creemos que hemos tenido una idea genial, aunque en realidad ha salido de nuestras lecturas o de algo que hemos escuchado. Sin embargo, cuando la idea aflora, la sensación de familiaridad que debería acompañarla no se produce y se experimenta como original y propia. Se cree que se debe a que ese recuerdo no se ha integrado en la memoria episódica. A este fenómeno se le denomina ‘criptomnesia’ o recuerdo oculto.

Este fallo de memoria fue alegado por el abogado de George Harrison para defenderle de la acusación de plagio por su canción ‘My Sweet Lord’. La canción recordaba sospechosamente a otra de la banda femenina de los 60, The Chiffons. El hecho fue denunciado y tras varios años de litigio, Harrison fue multado por «plagio inconsciente» o criptomnesia.

5.Esto ya me ha pasado antes

La sensación de vivir algo ya vivido es bastante común. Seis de cada diez personas la experimentan al menos una vez en la vida, sobre todo en la juventud o en determinadas condiciones como agotamiento, estrés, traumas o enfermedad. El cine y la literatura se han ocupado de esta sensación denominada Dèjá vu o “ya visto” para darle explicaciones fantásticas. La neurociencia ofrece una versión más ajustada a la realidad.

Los déjà vu son el producto de tres ilusiones: Se perciben como un recuerdo, aunque no lo son; te hacen creer que sabes lo que va a ocurrir cuando en realidad no puedes predecir nada; y producen un temor vago que carece de fundamento. La sensación de déjà vu se produce por un fallo momentáneo en la concentración que hace que percibamos débilmente lo que nos rodea. Recuperada la concentración, percibimos de nuevo plenamente la situación, y además nos llega un vago eco de la anterior percepción que es precisamente lo que nos provoca la inquietante sensación de familiaridad. Esta teoría explicaría por qué la sensación de ya vivido.

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