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Televisión

La carta de María José Campanario a Belén Esteban

Atención a la carta que ha publicado María José Campanario contra Belén Esteban. No tiene desperdicio:

«No veo televisión, aún así me hacen llegar, a veces, que mis publicaciones públicas, como mis fotos de portada, llevan a pensar a algunas personas que son algo personal. Y hoy me ha llegado un enlace en el que he debido descojonarme de la risa.

Patético, algo a lo que estoy acostumbrada. En mi opinión, tu vida entera lo es, bonita.

No lo son, te han vuelto a confundir, triste infeliz.

Tengo la capacidad suficiente y el valor que la vida me ha dado para decir las cosas con una claridad absoluta. ¿O quizá cara? Tengo dudas.

Sí, no serás tú quien me diga qué debo escribir, publicar o no, porque eres un absoluto 0 en nuestras vidas, en la mía y en la de mi marido. Sí, el mío, casi más, mal que te pese.

¡Porque joder, cómo te pesa! Pobrecito tu Migue, que sigue comiendo de las mierdas que intentas hacer creer que son verdad.

Dicho esto, no seré yo la que permita que en ningún momento se coarte mi libertad de expresión a la hora de escribir lo que me dé la real gana, o poner aquí alguna frase que me guste.

Desgraciadamente para algunos, la represión y la dictadura acabaron hace muchísimo tiempo, muy a tu pesar, princesita barata.

¿Por qué te doy tanto miedo?

Sí, lo sé, créeme, me temes. Me temes porque soy yo la que llevo 20 años con Jesús Janeiro Bazán… no año y medio como tú, sin casarte.

Aunque no pueda evitar que me lleguen enlaces con el descojone absoluto que me provocan. Quizá los que amenazan, sin sentido alguno e intentan mantenerme en silencio, tengan cierto temor a lo que yo pueda decir: es la conclusión a la que llego. ¿Serás tú? ¿Los que te rodean para que crezca el circo?

Que me descojono cuando te llaman exmujer de, en el que pasaste más tiempo en Madrid que con mi marido, aunque hayas aprovechado que solo se tira de hemeroteca a tu conveniencia. Aunque hayas dicho «yo estuve cinco años», luego estuviste «siete» y luego «10»… hasta parecía que nos acompañabas en mi matrimonio, en el que tú nunca tuviste y te seguirá comiendo de por vida. Y lo sabes. Benditos palmeros tienes.

No me hagas descender a tu nivel, porque saldrías perdiendo tu asqueroso trono.

So pena de no soy de ese tipo de personas, empieza a cansarme el hecho de que otras se permitan el lujo de dirigirse a mí para hacerme callar.

Cuando deberías dar gracias. Sobre todo por mi silencio. El que yo sí cuidé por alguien especial. A quien tú utilizaste. Hasta que te dieron miedo las demandas.

Porque el día que yo hablase, hundiría en la puta miseria a más de uno y una. A ti la primera, créeme, no estoy sola.

No sé quién debe tener cuidado: tú o yo, que llevo 20 años callando la verdad. Y la verdad tiene solo un camino. Y no es el tuyo.

Entiendo que tu mente, intranquila por todo lo que has hecho mal, te deje convencerte de que escribo algo por ti. Tú me la sudas. Espero que te quede clarinete, después de esto. Me la sudas tú y tu panda de palmeros.

Esta es la primera vez desde 2011 que tengo Facebook en la que sí lo hago. Referirme a ti, criatura.

¿Quieres una tercera guerra mundial? ¿Sabrás acaso lo que significa eso? No, princesita barata, no hacen falta guerras, aunque tengo todas las armas. Y estoy dispuesto a usarlas.

Entre ellas, todas las mentiras que has escupido durante 20 años sobre mí y mi familia y que no siquiera tus más cercanos conocen.

En cualquier situación y contexto, moriría por ellos, es lo que me diferencia de ti, entre otras muchas cosas. Dedícate a tu familia y déjame en paz, por tu más absoluto bien.

Ah, por cierto, pesada tú, que no sirves más que para hablar de mí, de mi marido y de mi familia. Preocúpate más de lo que podrías perder: exactamente 20 años de mentiras. Y hasta quizá, uy qué pena, tu trabajo. No querría yo, de verdad, ¡pero podría!

No soy de guerras, pero no toques a mi familia porque yo por ella muero. No mato. Vuelve a decírmelo, ¡valiente! No hablabas de tu vida, hablabas de mí, de tu hija y de mi familia y te has lucrado con ello durante años, así que reza, por tu bien, para que siga callada y no te estropee el chiringuito que te montaste y al que han alimentado otros para ti y su beneficio.

Pero créeme, estoy deseando llevarte al juzgado. Te lo juro por mi vida, así que piensa en lo que puedes ganar o perder. Que sé que no te gusta que te toquen el bolsillo, guapa.

De mujer a mujer: no me provoques, insultes o amenaces, ni a mí ni a los míos. 20 años mamando de una teta que no te pertenece, solo porque eres fácil de lengua y una lerda que no ve más allá de ganar dinero a costa de los demás.

Chica, que tú solita eres un meme, aprovéchalo. Es un consejo… y no amenazo, como tú. Olvídate de que existimos para ti. No te casaste y estabas súper enamorada, habla de ello, bonita. Con eso te basta, antes de rozar mi límite.

Yo ya no le tengo miedo a nada y menos a ti. Porque yo sé la verdad. ¿Quieres que la sepan los demás? Voy a ser benevolente y esperar a que hagas memoria pero de la de verdad. ¿Serás capaz? ¿O llamamos a los que te conocieron en tu etapa de Madrid? ¿Mari? Tu primer novio «después de», el de «entre tanto» los vecinos a los que vetaste porque no te interesaba la verdad? ¿Quizá algún otro ex dispuesto a contar lo que me contaron a mí? ¿Quieres jugar a ese juego sucio?

Estoy más que dispuesta. Porque yo no tengo nada que perder… ¿y tú?

Esa trastienda de la tienda de bolsos, hay que ver lo que cuenta y lo que calla. ¿Hasta cuándo?

Más quisiera ser tú Caperucita, so boba. No vas a aprender en la vida.

Atentamente: la madre de los hijos de Jesús Janeiro Bazán, su mujer y la que podría acabar contigo y toda tu farsa. Créeme».

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