Quantcast
Síguenos, Marijose

Música

Sónar 2024, de la nostalgia de AIR a la fantasía pop de Jessie Ware

Sonar 2024

El Festival Sonar se posiciona nuevamente como uno de los eventos culturales más rentables y prestigiosos del panorama musical. Su fórmula, perfeccionada a lo largo de los años, mantiene la división estratégica entre el recinto ferial de Montjuic para las sesiones diurnas y L’Hospitalet para la programación nocturna. Esta dualidad permite atraer diferentes perfiles de público: un ambiente más maduro y experimental durante el día y una atmósfera más intensa durante la noche, donde las nuevas generaciones reclaman su espacio en la pista.

DÍA 1: LA APERTURA

El primer día de festival permitió apreciar el contraste entre artistas consolidados y talentos emergentes. La joven cantante catalana Bikôkô inauguró la jornada con un espectáculo que, aunque voluntarioso y emocionante, evidenció cierta falta de solidez y experiencia escénica. Meritxell de Soto, por su parte, brilló como figura prometedora de la escena club barcelonesa con una actuación memorable de deconstructed club que trascendió la mera sesión para convertirse en una experiencia sensorial completa.

La actuación de pablopablo, aunque musicalmente interesante, no terminó de encajar con la dinámica general del festival, más orientado hacia la pista de baile que hacia propuestas contemplativas. Sin embargo, Judeline demostró por qué se la considera una de las promesas más sólidas del panorama nacional. Su pop seductor y cuidada puesta en escena, incluyendo bailarinas caracterizadas como cobijadas de Cádiz, cautivó al público presente.

El protagonismo de la jornada recayó indiscutiblemente en Sevdaliza. La artista iraní-holandesa desplegó todo su magnetismo escénico combinando elementos de R&B sensual y electrónica contundente. Con una impecable presencia vocal y visual, presentó temas de su amplio repertorio e incluso adelantó material inédito.

La noche cerró con actuaciones dispares: Yunè Pinku dejó sensaciones encontradas con una propuesta que no terminó de despegar, mientras que Blackhaine impactó con una cruda y visceral performance de noise urbano. Folamour elevó el ambiente con una celebrada sesión disco-funk que disipó cualquier preocupación mundana entre los asistentes.

Sonar 2024

DÍA 2: CONSOLIDACIÓN

El segundo día comenzó con la contundente actuación de Ela Minus. La artista colombiana, rodeada de sintetizadores y hardware de fabricación propia, contrapuso su delicada voz a bases electrónicas potentes en una actuación que fue ganando intensidad progresivamente. Sus visuales, especialmente cuando aparecía filmándose a sí misma mientras manipulaba sus equipos, añadieron un componente inmersivo adicional a la experiencia.

Verde Prato demostró que las barreras idiomáticas son irrelevantes cuando la propuesta musical es sólida. Su actuación, que evocaba un piano-bar italiano onírico, conquistó tanto a conocedores del euskera como a quienes se acercaban por primera vez a su música. Particularmente memorable resultó su reinterpretación de «Zu atrapatu arte» de Kortatu.

El plato fuerte de la tarde fue sin duda la monumental sesión de Laurent Garnier. Durante tres horas, el veterano DJ francés ofreció una clase magistral de tech house ante un Village completamente abarrotado. Su anuncio de retirada de las giras para finales de 2024 añadió un componente emocional a una actuación que ya de por sí resultaba histórica.

La jornada nocturna enfrentó propuestas contrastantes. Air presentó su icónico «Moon Safari» completo con una elegancia visual impecable, aunque quizás en un contexto que no hacía plena justicia a la delicadeza de su propuesta. Jessie Ware, en cambio, transformó el recinto en un club de variedades llamado The Pearl con un espectáculo disco lleno de energía y momentos memorables, incluyendo una interpretación colectiva del «Believe» de Cher.

La noche culminó con dos actuaciones destacables: La Goony Chonga, que trajo su propuesta de reggaeton con actitud feminista y empoderada, y el set conjunto de Gazzi y Dalila, que cerró la jornada con una celebración ecléctica del buen gusto musical que fue desde Megan Thee Stallion hasta Enya.

DÍA 3: EL CIERRE

La jornada final del festival comenzó con la desconcertante y fascinante actuación de Mainline Magic Orchestra. El colectivo ofreció un espectáculo que desafiaba cualquier categorización, mezclando elementos de house con una estética deliberadamente absurda y catártica.

ABHIR transportó al público con un show energético que exhibió la faceta más vulnerable del rapero canario. Su actuación, vertebrada por la exploración de su ascendencia india, convirtió el recinto en un espacio de liberación colectiva a través de beats contundentes y letras sinceras.

La revelación del día fue sin duda horsegiirL, cuya identidad real permanece en el anonimato tras una máscara equina. Su set de happy hardcore, que mezclaba temas propios con reinterpretaciones sorprendentes de éxitos pop, generó reacciones entusiastas tanto en el recinto como posteriormente en redes sociales.

Natural Wonder Beauty Concept, el proyecto conjunto de DJ Python y Ana Roxanne, ofreció un respiro contemplativo con su propuesta ambiental envolvente. En el otro extremo del espectro, Tommy Cash desató la energía más cruda con su combinación de rap y sonidos gabber que transformó las primeras filas en un gran pogo.

Las últimas horas del festival presentaron propuestas para todos los gustos: desde la exquisita interpretación de Laurel Halo de su álbum de jazz ambiental «Atlas», acompañada por la violoncelista Leila Bordreuil, hasta la experiencia hiperestimulante y caótica de Club Cringe, que condensó las tendencias más actuales del dirty pop neoyorquino.

Floating Points elevó la experiencia con una sesión magistral que navegó entre melodías cristalinas y bajos contundentes, creando un viaje cósmico a través del sonido. Finalmente, Soto Asa cerró el festival con una actuación que, pese a sus característicos movimientos erráticos, mantuvo una voz firme y un control total sobre un público entregado, demostrando que el trap todavía tiene mucho que ofrecer cuando se aborda con autenticidad.

El Sónar 2024 se despidió así, reafirmando su posición como plataforma imprescindible para comprender las tendencias actuales y futuras de la música electrónica y urbana, y dejando a los asistentes con la mirada puesta ya en la próxima edición, con sus nuevos espacios y desafíos logísticos.

Síguenos