El Movistar Arena vibró anoche con uno de los shows más transgresores del año. Rigoberta Bandini, la diva indie que revolucionó la escena musical española, presentó su esperado espectáculo ‘Jesucrista Superstar’ ante un público entregado que abarrotó el recinto madrileño.
Con una puesta en escena digna de Broadway, la artista catalana transformó el escenario en un delirante altar pop donde lo divino y lo mundano bailaron al mismo compás. Ataviada con una llamativa gabardina amarilla y una peluca rubia que recordaba a las amas de casa del cine de John Waters, Bandini emergió entre imponentes cortinajes rojos como una aparición celestial con un punto siniestro.
El espectáculo, a medio camino entre musical y performance art, desplegó un ejército de coristas y bailarinas que ejecutaron coreografías robóticas, creando un ambiente entre inquietante y fascinante. El repertorio fluyó sin respiro: desde el sabor latino de ‘JAJAJA’ hasta el guiño ochentero de ‘Simpática pero problemática’, pasando por el himno generacional ‘Club Xavalas Tristes’.
Un peculiar interludio televisivo, con una presentadora deliberadamente irritante, sirvió de excusa para mostrar la faceta más íntima de Bandini, quien cautivó al público con una sección acústica que demostró su versatilidad como intérprete.
La artista ha conseguido materializar su visión de una feminidad peligrosa y magnética, creando un personaje que oscila entre lo carismático y lo perturbador, en un espectáculo que redefine los límites del pop nacional.
José es un periodista apasionado por la música, la televisión y la cultura pop. Con una amplia experiencia en el sector, ha escrito para diversos medios de comunicación, tanto online como impresos.
