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Entrevistas

Joe Crepúsculo: «Las mejores canciones las he hecho sin un puto duro»

Joe Crepúsculo España

Se cumplen 10 años desde tu primer disco. ¿Cómo te decidiste a grabarlo? ¿Formaba parte de un plan, fue por puro placer, al principio era todo una nube de incertidumbre y expectativas?

Yo llevaba ya un montón de tiempo grabando música, incluso antes de montar la banda Tarántula. Yo empecé a grabar música con programas de 8 bits, con ‘samples’, allá por el año 94. Yo iba al instituto y por las tardes hacía música. A partir del año 99 me pongo el nombre de Joe Crepúsculo, cuatro años antes incluso de formar Tarántula.

Con Tarántula aprendí muchísimo a cómo estar en un escenario y también a cómo no hay que estar. Aprendí muchas cosas de grabar, los primeros discos… Y en 2008 me vine arriba y decidí sacar las grabaciones que tenía en aquel momento. La verdad es que ¿por qué lo hice en 2008 y no lo había hecho antes, si llevaba grabando música desde hace 10 años? No lo sé, quizás en ese momento vi que tenía unas canciones que me gustaban. Eran canciones que había escrito en los dos últimos años.

Joe Crepúsculo

(Pablo Zamora)

Lo de Joe Crepúsculo, ¿por algo en especial?

Me parecía un nombre muy feo en aquel momento, como un tío de la escena disco italiana venido a menos.

¿Cómo fue el lanzamiento de ‘Escuela de Zebras’, fue auto editado, no?

Sí, ‘Escuela de Zebras’ y ‘Supercrepus’ lo sacamos a través de una plataforma que creamos con Daniel Granados y Daniel Flamaradas (Producciones Doradas). Recuerdo que sacábamos ediciones de 1.000 copias de un CD de los más sencillos, con un ‘cartoncillo’. Yo aún estaba trabajando en todos los trabajos posibles. Recuerdo que en esos momentos estaba trabajando en una oficina y que para sacar ‘Escuela de Zebras’ y ‘Supercrepus’ me quedaba en números rojos… y para hacer un CD que luego lo regalaba, ni siquiera lo vendía. También lo colgábamos en Internet cuando todavía no se sabía nada… Creo que no existía ni YouTube, estaba MySpace, que en aquella época era el equivalente a Instagram hoy.

Tras la publicación de los dos primeros discos y al ver la progresiva respuesta del público, ¿en qué momento pensaste: «oye, esto parece que va pa’lante»?

Ya había mucha gente que me conocía por Tarántula, porque habíamos tocado mucho y en cierto modo habíamos sido un poco grupo de culto que le gustaba a según que gente, pero quizás el momento que me hizo posicionarme fue cuando Rockdelux decidió que ‘Supercrepus’ era el Mejor Disco del Año. De repente mucha gente empezó en plan «A ver, ¿quién es este tío?». En realidad no hubo un momento en el que dijera «vale, ahora sí». Sí que hubo un momento en el que vi que empezaba a ganarme la vida con la música y eso fue allá por 2009-2010 que empecé a hacer conciertos.

Echando la vista atrás a tus 10 años de carrera parece como si hubiese estado todo planificado, se ve una progresión constante. ¿En algún momento te paraste a pensar cómo querías que evolucionara tu carrera?

Nunca me he planteado eso, nunca he planificado nada. Siempre he estado pensando en el siguiente disco, en trabajarlo. En dar siempre los mejores pasos posibles, muy trabajados… aunque al principio quizás no le diera tanta importancia a la producción, al cantar y todo eso. Ha sido más una evolución de aprendizaje.

En 2011 publicas por primera vez con una discográfica, con CANADA.

Bueno, la primera fue Producciones Doradas. También con Discoteca Océano. CANADA creo que el primer disco que editó fue ‘Nuevo Ritmo’, no era lo que es ahora.

Después cambiaste varias veces de discográfica. En el caso de CANADA, ¿esperaban algo de ti que no fue lo que les diste?

Bueno, la cuestión es que ‘Nuevo Ritmo’ quizás no supimos explicar y vender bien qué era. Era un disco en el que se re hacían las canciones de ‘Escuela de Zebras’ en clave latina, country, más cuatro temas nuevos. Entonces cuando salió, la gente no sabía si era un recopilatorio, si era tal… También por aquel entonces lo de la música latina era algo que a nadie le gustaba, cuando se puso de moda el ‘Roots Of Chicha’ y todo esto creo que fue como un año después. Entonces entre que no supimos, o no supe, vender bien el asunto. Y que la música latina para mi público (que era un público ‘indie’ al final) era como un churro o una patada… fue un poco desastre. Entonces sí, decidí irme con Mushroom Pillow. Saqué ‘El Caldero’, que volvía un poco al ‘low-fi’, y luego ‘Baile de Magos’.

Joe Crepúsculo

(Pablo Zamora)

¿Cómo valoras la recepción de cada disco? ¿Te condiciona a la hora de cómo grabar el siguiente?

Es muy raro, a veces me preguntan «¿qué tal ha ido este disco?» y dices, bueno, no lo sé. Tampoco soy un artista que venda discos, así como muchos. Ahora sí que lo puedo ver de manera cuantitativa con las escuchas de Spotify pero antes ¿cómo lo veías? No lo sé, me imagino que montabas un directo y si venía gente es que el disco funcionaba.

Y por ejemplo, si ves que un disco o una canción tiene mejor recepción en Spotify, ¿te condiciona para próximas creaciones?

Obviamente siempre intento ver con lo que yo estoy a gusto, y obviamente si estoy a gusto con algo es porque hay un ‘feedback’. Por ejemplo, con el último disco, ha habido canciones que han tenido un éxito brutal sin que yo me lo imaginara. ‘Pisciburger’ por ejemplo. A mi me gustaba mucho pero yo no sabía que iba a gustar tanto. Entonces claro, ahora en los directos tocas ‘Pisciburger’ y la gente se viene muy arriba. ¿Tal vez si no hubiera habido eso la seguiría tocando en los conciertos? Pues quizás, no. O sí, no lo sé…

O si no hubiese tenido esa recepción no te atreverías en el próximo disco a hacer…

¿Algo similar? No lo sé. El humor siempre me gusta mantenerlo, tener ese conjunto de ingredientes que han estado ahí desde el primer disco. Creo que ‘Pisciburger’ tiene mucho que ver con ‘Los Viejos’, o ‘Gabriela’ o con ‘Suena Brillante’. Cuando yo empecé, el humor en la música era una cosa que difícilmente casaban. Era muy complicado tener un proyecto que quisieras que fuera serio y ponerle toques de humor.

Sí, por ejemplo Chico y Chica creo que por haber incluido el humor en sus discos no están lo suficientemente valorados…

Sí, yo creo que en ese aspecto Hidrogenesse han hecho mucho. Los Ganglios, Los Punsetes… No sé si ha sido que a raíz de estos proyectos la cosa a cambiado o que es la gente la que ha cambiado. Me gustaría pensar que es la gente la que ha cambiado. Yo en mi proyecto por ejemplo intento que haya cosas muy serias, cosas con sentido del humor y cosas con sentido del humor y serias a la vez.

Y a la hora de crear canciones ¿cómo consigues el balance para que queden compactas mezclando el humor con «lo serio»?

Bueno, yo he pensado siempre que la música que uno hace es el reflejo de cómo es uno en persona. Y yo no estoy todo el rato serio, me gusta hacer bromas. No todo el rato estoy llorando ni todo el rato estoy riendo. Estoy una mezcla de todas las cosas a la vez y creo que mi música es eso.

En 2015 con ‘Nuevos Misterios’ es cuando comienzo a ver una estrategia de ‘marketing’ que me parece muy orgánico y genial a la vez. Por ejemplo, atreverte a colaborar con un artista que viene del Flamenco como Tomasito o con una estrella del pop, que además es travesti, como La Prohibida fue planeado, fue surgiendo, pensaste en abrirte a nuevas audiencias?

Cuando hice ese disco acababa de llegar a Madrid. Había acabado un poco escarmentado con las discográficas y no quería trabajar ya más con discográficas entonces monté Ópalo Negro (su propia editorial musical). Por otro lado conocí a Javier Liñán de El Volcán (su actual discográfica) con un proyecto que estábamos haciendo con Luis Troquel, que es la persona que hace siempre que todo el mundo se conozca. A través de Luis conozco bien a Liñán, nos caímos muy bien y pensé: venga, voy a currar con El Volcán, voy a dar una última oportunidad. Y de repente me sentí muy a gusto en El Volcán, que es como una discográfica de ‘freaks’, donde te puedes encontrar desde Tomasito al Canijo, a Los Nastis… Que piensas ¿qué coño pintan estos grupos tan raros en la misma discográfica? Entonces conocí allí a Tomasito y hubo un día en el que lo vi clarísimo. Llevaba pocos meses en Madrid, no sabía si me iba a quedar y vi claro en ese momento que tenía que hacer una colaboración con Tomasito. Que viniera a dar palmas, a meter algunas cosas… y fue todo un poco de imprevisto.

¿Este tipo de colaboraciones solo se pueden hacer en discográficas independientes o auto editándose?

Me imagino que lo puedes hacer cuando te apetece hacerlo. Hoy en día las discográficas no creo que sean tan manipuladoras, no creo que le digan a un grupo que no meta palmas en una canción…

Sí, pero a lo mejor no promocionan luego tanto a ese grupo…

No sé. No creo que si Izal quisiera hacer una rumba su discográfica se lo negaría.

Volviendo a la colaboración con Tomasito. ¿Cómo se gestó?

Pues nada, le dije: vente un día a casa que tengo una idea. Y Tomás, a parte de que es una persona majísima, es buenísimo como músico. Y grabamos una tarde unas voces. Tenía una canción que no sabía muy bien lo que era, ‘A Fuego’, que antes de meterle palmas y meter los ‘quejíos’ parecía más una cumbia. Una cumbia electrónica. Las notas eran de cumbia y se parecía ligeramente a Tequila, no al grupo, a la canción. Y de repente con las palmas y todo eso cogió una dimensión que dije: esto no sé si es bakalao, música latina, una rumba… Fue muy guay, sin prevenirlo, yo sabía que iba a salir de ahí.

¿Y con La Prohibida?
Con La Prohibida ya era más fácil porque la canción ya la tenía grabada cantada por mi y me apetecía tener una colaboración femenina. Y le di un poco la vuelta, sí.

Suena ridículo incluso que te lo diga pero me parece muy valiente que un artista ‘indie’ haga un dueto con una travesti o que un hetero cante en femenino en sus canciones. Sobre todo en estos tiempos que muchos cantantes están más pendientes de agradar a todo el mundo que de hacer lo que les apetece…

Desde los primeros discos mi música ha sido así. Desde los primeros conciertos ha habido ‘público gay’, he tocado en fiestas LGTB… Y lo de hablar en femenino la primera vez que lo hice fue en ‘Gabriela’ y me parecía, no sé… no era llamar la atención. Y en ‘Mi Máquina de Baile’ hay varias cosas, primero porque me mola que esté en femenino, y segundo porque es una cuestión de rima: «El médico me dijo que quitara el café de mi vida, solo tomo tres tazas al día y él esta muerto y yo viva». Y vale, sí, soy heterosexual pero no sé…Tampoco creo que sea una gran hazaña.

Estas dos colaboraciones pueden parecer una estrategia de marketing como te comentaba antes pero a diferencia de lo que está haciendo (le hablo del último vídeo de un cantante de música urbana español) suenan muy orgánicas. ¿Cómo las ves tú?

No lo sé, yo cuando hago una colaboración con alguien siempre espero que la canción sea mejor. He trabajado mucho solo y sé lo que puedo conseguir yo solo y sé lo bonito que es cuando curras con alguien y funciona. Es bonito… todas las veces que ha venido La Prohibida a cantar en un concierto mío o yo en el de ella.

Sí, cuando te he visto en directo cantar ‘La Verdad’ y no se escucha a La Prohibida se echa de menos…

Ha subido mucho a cantar conmigo y es una gozada, porque nunca se anuncia y luego… aparece ahí de repente y ‘wow’.

A la hora de crear las canciones, ¿tienes un método o te van saliendo de diferentes maneras?

Pues depende, porque cada canción es distinta. El 70% surgen a raíz de yo hacer una base musical a la que luego le pongo una letra. Tengo mogollón de bases sin cantar que estoy todavía esperando a que se me ocurra una letra. Ese es el método general. Pero a veces estoy ahí, se me ocurre una idea y hago la canción en base a esa idea. Cada canción es diferente pero normalmente es así, hago la base y luego estoy mucho, mucho tiempo pensando en las letras. Siempre hay una extraña relación entre la letra y la música.

¿Y para la creación de las bases?

Pues depende… a veces toco el piano, y del piano saco las notas. Luego creo una línea de bajo y trabajando una batería. También he cambiado mucho últimamente. Al principio lo que sonaba por primera vez se quedaba, fuera lo que fuera, y ahora cada vez intento buscar los mejores sonidos, una vez que lo tengo todo en digital empiezo a meter sintetizadores analógicos. Tiene trabajo, ahora me tiro bastante rato para hacer un tema, antes igual lo hacía en una hora. Es cuestión de ir limando, qué bajo le va mejor a un tema…

Y siempre te produces tú, ¿no?

Muchas veces sí, pero también he trabajado mucho con Sergio de SVPER, que ha mezclado por ejemplo ‘Quizá’ o ‘Todo Lo Bello Es Gratis’.

¿Qué influencias musicales has tenido en tu vida, más allá de que se aprecien más o menos en tus canciones… esos artistas o discos a los que siempre vuelves?

Pues… es que a mi me gusta mucho la música de los años 70. Me gusta mucho Fleetwood Mac, Bob Dylan de los años 70, Lynyrd Skynyrd, Dr. Feelgood…

Y para descubrir nuevos sonidos, ¿cómo te empapas?

Ahora que todos los discos salen los viernes me los escucho todos, voy mirando todo lo que hay, todo lo que va saliendo. Me gusta documentarme y creo que es necesario. No puedes estar anclado en un estilo.

Hay artistas que defienden el «estar anclado» como un virtud, como tener un sello. Por ejemplo U2, que no digo que sea ni malo ni bueno, pero siguen fieles a un sonido muy concreto…

Eso a mi me parece un estanque con agua muy limpia pero podrida. No te digo que me vaya a poner la gorra del revés y que vaya a hacer trap, pero me gusta escuchar qué es lo que hay. Me gusta mucho cómo usan los sub graves, he aprendido a usar un bombo y un bajo a la vez escuchando trap. He intentado hacer muchas secuencias de A$AP Rocky, que luego no las voy a publicar, pero me gusta comprender cómo funcionan.

¿Te atreverías con cualquier género?

No lo sé… después de estos 10 años creo que con cualquier estilo nadie me echaría en cara nada. He hecho latino, he hecho bakalao, rumba incluso. Hay cosas con las que tengo que tener cuidado… no me vería haciendo cosas en plan trap. Me gusta mucho pero no me veo cantando así, no me sale de dentro. Al final lo que soy es un músico pop. Hago canciones con una estrofa y con un estribillo. Eso sí, colaborar con gente joven me encantaría.

¿Tienes alguna colaboración o dueto en mente?

Sí, pero no te lo voy a decir (risas).

¿Cuándo te pones a grabar un disco nuevo, hay algo que los gatilla, te pones plazos?

Vas haciendo canciones y llega un momento en el que ya ves que tienes varias que te gustan. En ese momento ya te pones más en serio, avisas a la discográfica, te pones a pensar todo el tema del diseño de la portada…

Y echando la vista atrás en tu carrera ¿se graba mejor teniendo la financiación asegurada o con la incertidumbre de no saber qué va a pasar?

Eso depende de cada artista. En mi caso, no tener pasta no me ha hecho no hacer canciones guays. Creo que las canciones más guays las he hecho sin un puto duro. Las situaciones de reto y de complicadas me van bien. Los ‘timings’ ajustados, creo que trabajo mejor bajo presión.

En tus 10 años de carrera has aparecido en muchos medios de comunicación musicales pero fue con toda la polémica de aquel «himno de Podemos» cuando más titulares en medios de comunicación masivos tuviste. Vi titulares del estilo «Aquí se grabó el himno de Podemos», como poniendo la política por encima del arte. ¿Sentiste frustración? ¿Te decepcionó la prensa en aquel momento?

Totalmente… Todo aquello salió dos semanas antes de que lanzara ‘Nuevos Misterios’. Tú imagínate, llevaba trabajando en un disco dos años, muy contento con el disco… Y dos semanas antes, se saca ese globo sonda, también como lo hicieron ellos y tal… Y de repente me veo a todos los medios llamándome al teléfono. Y yo pensando ¿pero esto? Y la semana que viene no me van a hacer ni puto caso. Hay una cosa en internet que es muy curiosa que es que un día puedes ser ‘trending topic’ y el blanco de todas las dianas y al cabo de tres días nadie se acuerda de eso. Es brutal. En realidad en Internet estás buscando todo el rato quién es el siguiente del que nos vamos a reír o criticar por hacer esto… Aunque aún sigue saliendo a veces en algunos medios, en plan «Manuela Carmena contrata al creador del himno de…». Y yo, «bueno, joder» (risas), ahora me van a conocer por eso, pero bueno…

Sobre tu imagen, yo personalmente venía un poco cagado porque te he visto siempre así con ese aura de misterio, como de un poco borde…

Sí, de enfadado (risas). Empecé así porque me dan mucho coraje los objetivos y las cámaras. Y de repente me veía haciendo una sesión de fotos durante horas con fotógrafos que querían que hiciera las tonterías que ellos pensaban. Y dije mira, estoy harto. La única cara que me funciona es esta de enfadado y aquí me quedo.

Te ha funcionado bien.

No lo sé, quizás si hubiese puesto otra cara hubiese vendido más discos. (risas).

Me sorprende el cambio que veo en ti en el escenario y en entrevistas. El contraste entre desinhibición total y timidez.

Hombre, estaría bueno que me pusiera ahora mismo: «¡Vaaaamos, arrrriiiiba!» (risas) Una cosa es estar aquí tomando un café en una entrevista y otra cosa es el escenario. Si intentara que conjugaran esas dos vidas algo en mi cerebro no funcionaba bien.

Es flipante la cantidad de directos que tienes, he visto en Setlist.Fm que solo este año has tenido más de 18. ¿Te sientes afortunado?

Y más ¿eh? He tocado casi cada fin de semana, la verdad, y a veces dos y tres veces. Los directos son muy importantes. Y hemos hecho sitios muy distintos: en Matadero, en la Plaza del Cascorro, el otro día en la Calle Pez. Y yo creo que son sitios muy guays para que gente que no te conoce te conozca y a gente que de repente no pagaría una entra para verte le gustes. Son una manera de ampliar ese abanico.

¿Cómo has cambiado de los primeros bolos a los que haces ahora?

Bueno, los primeros bolos que hicimos son un poco… Los hacía con Sergio de SVPER, que en realidad fue el creador del estilo de los directos, de cómo suenan. Vamos con un secuenciador que es un ‘sampler’ que a la ves secuencias el bajo. Está todo muy cerrado pero a la vez suena muy guay y muy potente. Siempre Sergio se ocupó de crear un poco el sonido del directo. Y al principio, como cualquier banda que empieza, eran un poco más desastres. Yo cantaba muchísimo peor, no había aprendido a decir las cosas de feriante que digo ahora, que funcionan al final. Creo que he mejorado en estos 10 años.

A mi me llamó la atención la primera vez que te vi en un FIB, que tenías a un barman haciendo ‘pisco sour’ de fondo

Ese era Alberto del DRY, de la Calle Pez, la mejor coctelería de Madrid. Y como en ‘La Verdad’ se habla de ‘pisco sours’ empezamos a colaborar. Y decir, oye, pues voy a hacer allí unos cócteles para los músicos y queda muy bien, porque es una manera rítmica de enfocar el directo.

Hablando del ‘pisco sour’ de ‘La Verdad’. ¿Qué tal sienta el ‘pisco sour’ para desayunar?

Bueno… no es que siente bien, es que es buenísimo.

Ahora has lanzado ’10’, un recopilatorio con tus 10 años de carrera. ¿Te lo pidió la discográfica o es cosa tuya? Porque un recopilatorio para una discográfica es una chuchería…

Era una idea que tenía yo y que le propuse a Liñán de El Volcan. Eran 10 años, 10 discos. Es una manera de decir, mira, esto es lo que yo hago. Que luego me dicen «recomiéndame canciones tuyas» y es en plan: mira, no me apetece. Ha sido un poco infernal recopilarlo porque he dejado cosas fueras que me hubiese gustado meter.

¿Cuál ha sido el criterio para incluir y excluir canciones?

Quería contentar a gente que le gustara mi música del principio, mi música del final, a mi mismo y buscando a un público potencial. Y conforme esos cuatro aspectos desarrollé el listado de canciones.

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