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Los 3 datos que acorralan al Rey del Cachopo

1. Se realizó desde su teléfono una llamada el 5 de agosto, a las 16.21, a la empresa Radiotaxi. Las gestiones posteriores permitieron confirmar que la compañía había enviado un vehículo e identificaron al conductor que realizó el servicio. La declaración de este reforzó las sospechas sobre Román.

2. El taxista identificó con absoluta seguridad por la baja estatura (1,52 metros) al Rey del Cachopo como la persona a la que recogió y que iba cargado con una pesada maleta. La descripción que hizo de esta coincidió también con la que contenía el cuerpo de la víctima.

3. Unas llaves. En concreto, las que abrían la nave de Usera. La policía considera acreditado que Román era quién tenía el único juego que permitía abrir el local. En los días posteriores al hallazgo del torso en la maleta, los agentes le preguntaron a uno de sus socios, Celestino Martínez, si alguien más tenía copia de esas llaves. Martínez respondió que no. Lo mismo contestaron sus empleados. La conclusión es que solo él pudo entrar allí sin forzar la puerta.

¿Cómo estaba dado de alta con identidad falsa en el restaurante en el que trabajaba?

También indaga sobre la identidad que utilizó Román para conseguir trabajo como cocinero en el bar de la capital aragonesa donde finalmente fue arrestado. El Rey del Cachopo se hizo pasar por José Rafael Rujano Contreras, nacido en Maracaibo (Venezuela), para acudir a una comisaría de Zaragoza y denunciar que había perdido la cartera con la documentación, incluida la tarjeta de residencia en España. El papel de la denuncia le sirvió para presentarse como candidato a manejar los fogones del restaurante Gerardo, que acababa de abrir en Zaragoza. El Rey del Cachopo convenció a sus dueños con un currículum en el que aseguraba haber sido discípulo del célebre chef vasco Juan Mari Arzak.

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