Uno de los destinos que más nos ha impactado este verano ha sido Jerusalén, una ciudad que llena miles de titulares al año casi nunca por sus bondades turísticas. Todo cambia cuando pones un pie en la ciudad y te das cuenta del poder que tienen los medios de comunicación. Es verdad que existe un conflicto pero también es verdad que en Jerusalén conviven muchas personas de diferente religión. Nosotros nos vamos a centrar en lo bonito y vamos a dejar los conflictos políticos para otros medios de comunicación.
Jerusalén es una ciudad gigante y variada y suele incluirse en itinerarios del estilo Jerusalén más Mar Muerto y Tel Aviv. Y la verdad es que si vuelas a Israel merece la pena visitar estos tres destinos para llevarte una idea más global de lo que allí te puedes encontrar.
La ciudad se puede ver en dos días pero también puedes alargar la estancia a una semana y visitar ciudades periféricas (esto habrá gente que no te lo recomendará por el tema del cruce de fronteras). En cualquier caso, Jerusalén por si misma tiene mucho que ofrecer y pasarás unos días geniales en ella porque tiene de todo.
El Museo de Israel
Es uno de los museos más grandes del mundo y la verdad es que merece la pena dedicarle por lo menos medio día. Es una mezcla entre museo de arte moderno y museo de arte clásico, todo bajo el paraguas del concepto Estado de Israel. En los alrededores del museo podrás ver dos de las esculturas más famosas del complejo: la de Anish Kapoor y la de de Robert Indiana, que pone ‘Love’ en hebreo.
El Muro de las Lamentaciones
La definición de lo que es el muro, está mejor en Wikipedia: El Muro de las Lamentaciones es el lugar más importante para los judíos. Último remanente del templo judío construido por Herodes sobre las ruinas del templo de Salomón. Comprende el Muro Occidental, sección principal del Muro, ubicado en el vecindario judío de la Ciudad Vieja; y el Pequeño Muro, extensión del Muro Occidental, ubicado en un vecindario árabe, es lugar de oración para los judíos de distintas corrientes. El Templo fue construido en el lugar en el que, según la tradición judía, Abraham se aprestó a sacrificar a su hijo, Isaac.” Lo que nosotros te podemos decir es que el ambiente en las inmediaciones es único en el mundo. Para los que no somos judíos resulta impactante ver toda la liturgia que el lugar encierra. La separación entre hombres y mujeres y la obligación de cubrirse la cabeza (aunque sea con una gorra) para poder acercarse al muro.
La Iglesia del Santo Sepulcro
Otro lugar impactante aunque uno no sea religioso, quizás por toda la matraca que nos han metido con el tema desde el colegio. En esta Iglesia está el hueco en el que clavaron la cruz en la que Jesucristo fue crucificado. No vamos a entrar en si fue real o no, solo que el que quiera creerlo aquí podrá incluso tocar (previa cola) e introducir la mano en el hueco donde estuvo el palo clavado. Como curiosidad, las llaves del templo las tiene una familia judía y se levantan cada mañana bien temprano para ir abrirla.
La Cúpula de la Roca
Este santuario completa el trío de monumentos religiosos católico, judío y musulmán. Desde luego, este monumento, de los tres, es el que más se ve desde cualquier parte de la ciudad.

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