Blanca Fernández Ochoa no murió tras una caída desde los riscos de la montaña de La Peñota. Ni se tiró ni se cayó accidentalmente desde la cima de ese precipicio de roca granítica. Según las primeras pesquisas de las autoridades, fuentes de la investigación consultadas por EL ESPAÑOL afirman que la muerte no se produjo de forma violenta, y que tampoco se trata de un accidente.
El cuerpo presentaba diversas contusiones, pero ninguna de ellas fue la que le provocó la muerte. El cuerpo se encontraba en un avanzado estado de descomposición, lo que les hizo indicar a los responsables de la investigación de que Blanca llevaba muerta ya varios días, por lo menos una semana.
Será la autopsia, que se realizará en las próximas horas, la que determine la causa de la muerte del icono femenino español de los deportes de invierno. Ella descubrirá el tipo de lesiones que presenta, el estado de sus órganos internos. Y, por supuesto lo que le provocó la muerte.
El cuerpo de Blanca se encontraba cerca de un sendero que asciende hacia el Mirador de La Peñota, donde sí hay riesgo de precipitarse desde esas elevadas alturas. Hasta allí no pudo llegar un cuerpo rodando tras una caída, fuera esta voluntaria o accidental.
De este modo, el análisis forense del cuerpo revelará si los hechos tienen que ver con otro tipo distinto de accidente, con una muerte natural o con una muerte autoinducida, que son las posibilidades que los investigadores han barajado en las últimas horas.
Algunos senderistas expertos del municipio explican que la zona en la que se ha hallado el cuerpo de Blanca es en la que da a la cara de Los Molinos. Se trata de una zona que Blanca conocía a la perfección debido a que se trataba de una de sus subidas predilectas. Y además, en su pueblo natal, en donde ella y su familia son extraordinariamente queridas.
Pese al control que tenía sobre esta zona, es un terreno complicado, en el que sortear diversos obstáculos formados por las rocas erosionadas del lugar. Es una zona a 1.900 metros de altitud. Una de las claves tiene que ver con el sargento de la guardia civil Francisco Borreguero, que se encontraba fuera de servicio pero colaborando en las labores de búsqueda. Fue él quien dio con el cuerpo sin vida. O mejor dicho, su perra de búsqueda.
Xena tiene 3 años y está adiestrada para la detección de estupefacientes y drogas. Junto con su amo, está destinada en el Servicio Cinológico de la Guardia Civil en El Pardo. Era ese el lugar al que Blanca le dijo a un testigo que se marchaba.
Lo hizo cuando se lo encontró en el centro del pueblo, días atrás, el 24 de agosto, a la jornada siguiente de desaparecer de la casa en la que vivía con sus hermanos en Aravaca. Residía allí con ellos desde hace unos meses.
Fue ella la que localizó el olor del cuerpo en estado de putrefacción y la guió a los voluntarios hasta donde se encontraba.
Ya allí, los agentes han encontrado una mochila que llevaba la esquiadora. Desde el primer momento, las indagaciones de los investigadores redundaron en la posibilidad de que Fernández Ochoa se marchase voluntariamente de casa.

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