¡Alerta, chavales! El último challenge viral de TikTok es una auténtica locura que está poniendo los pelos de punta a médicos y adictos rehabilitados por igual. El “Benadryl Challenge” está arrasando entre los adolescentes más atrevidos (o inconscientes) de la red, y las consecuencias pueden ser devastadoras. Agárrate, porque esto va mucho más allá de comerse un puñado de Lacasitos o meterse un chupito de tabasco.

La movida es así: los chavales se graban tragándose una dosis bestia de pastillas para la alergia (hablamos de 10 o 15 Benadryl, nada menos) y comparten sus viajes psicodélicos en TikTok. Pero ojo, que esto no es como fumarse un porro en el parque. Las alucinaciones pueden ser brutales, y no en el buen sentido. Convulsiones, paros cardíacos, comas… la lista de efectos secundarios es más larga que la cola para pillar entradas de Rosalía. Y sí, ya ha habido muertes. No es coña, peña.
Lo peor es que esto no es solo una gamberrada pasajera. Según los expertos en adicciones, estos desafíos son como unas prácticas aceleradas para engancharse a drogas más duras. Imagínate que estás aprendiendo a conducir, pero en vez de empezar con un utilitario, te ponen al volante de un Fórmula 1. Pues algo así. Los chavales que sobreviven a estos retos tienen tres veces más probabilidades de desarrollar problemas serios con las drogas en los próximos dos años. Es como si su cerebro hiciera clic y pensara: “Anda, resulta que puedo colocarme con lo que hay en el botiquín de casa. ¡Qué pasada!”.

Y claro, los padres flipan en colores. De repente, su angelito empieza a esconder jarabe para la tos en el cajón de los calcetines o a buscar en Google “cómo colocarse con productos de limpieza”. Las señales de alarma están ahí, pero muchas veces pasan desapercibidas hasta que la cosa se va de madre. El problema es que estos challenges están normalizando comportamientos super tóxicos. Los chavales aprenden que arriesgar su vida mola, que las sustancias químicas son la hostia para sentirse guay, y que cuanto más loca sea la paranoia que suben a TikTok, más likes van a conseguir.
Así que, ¿qué podemos hacer? Pues para empezar, abrir bien los ojos. Si ves que tu hijo adolescente anda medio grogui sin motivo aparente o que las pastillas de la alergia desaparecen misteriosamente, es hora de tener una charla. Pero nada de sermones ni broncas, que eso solo hace que se cierren en banda. Lo mejor es tirar de curiosidad: “Oye, ¿has oído hablar de esa movida del Benadryl en TikTok? Menuda locura, ¿no?”. Y si la cosa se pone fea y empiezan los delirios o problemas para respirar, ni lo dudes: llamada al 112 cagando leches. Porque esto no es un juego, y las consecuencias pueden ser más permanentes que ese tatuaje tribal que te hiciste en Magaluf.

