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Dallas Buyers Club, la crítica

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La derrota de Leonardo DiCaprio en la lucha por el Oscar ha generado una autentica conmoción en nuestro país. «¿Por qué perdió?» la respuesta es, sencillamente, por que Matthew McConaughey ha realizado el mejor trabajo del año en ‘Dallas Buyers Club’

En 1992 el ‘Dallas Morning News’ publicó un artículo sobre Ron Woodrood. Ron, heterosexual promiscuo y con todos los vicios posibles, fue diagnosticado con VIH y una esperanza de vida de treinta días. Una vez aceptada dicha condición y en lugar de resignarse a su sentencia de muerte, comenzó a estudiar la enfermedad y los efectos secundarios de sus tratamientos, descubriendo fármacos en mercados clandestinos más eficaces pero no aceptados por un gobierno presionado por las farmacéuticas y sus intereses financieros. En su lucha por la supervivencia crea el Dallas Buyers Club del título, que no era más que una empresa de contrabando de medicinas no legalizadas con afán de lucro.

Meses después de la muerte de Woodfrod en 1992, el guionista Graig Borten leyó el artículo y comenzó a gestar un guión para lo que al final sería ‘Dallas Buyers Club’. La película contó con unos irrisorios veinticinco días de rodaje y un presupuesto de apenas cinco millones de dólares, poquísimo para una producción profesional; todos los costes fueron reducidos al máximo, el maquillaje de la película, que ha ganado el Oscar, tuvo un presupuesto de 250 dólares. Tras barajarse los nombres de Brad Pitt, Ryan Gosling o Woody Harrelson, al final Matthew McConaughey se encargó de interpretar a Ron, una decisión muy arriesgada dada su filmografía pero que se ha convertido en la decisión de su vida.

‘Dallas Buyers Club’ tenía todos los papeles para convertirse en una ‘Feelin’ Good Movie’ Hollywodiense. Bastaba con suavizar el carácter del protagonista, limando su carácter amoral, egoísta y homófobo; se optó por lo contrario, y ahí estriba la complejidad y virtud del film. Ron es un macho cowboy sufriendo una enfermedad de «maricas» y sólo a partir de estar lucrándose económicamente del colectivo homosexual acaba aceptando a dicha minoría. En resumen, lo que le ha pasado a muchas divas gays que podemos escuchar en discotecas de Chueca.

No es una película sentimental, no vemos a McConaughey llorando a lo ‘La Lista de Schindler’ porque podría haber salvado más vidas. Ron niega la medicación a quien no se la puede pagar. Es un personaje real y por lo tanto ambiguo. Tan contradictorio que nunca sabes si realmente te cae bien o mal, a pesar de todo le entiendes y terminas sintiendo empatía hacia él. Ese es un logro de un buen guión y una brillante interpretación.

Hablar de la transformación física de McConaughey es reiterativo, su interpretación va mas allá. Su transformación interior es poderosa y es muy valiente por su parte haber llevado el papel hasta sus ultimas consecuencias. No tiene miedo en resaltar la negatividad de Ron, con sus luces y sus sombras, arriesgando poder caer mal al espectador.

Jared Leto interpreta a Rayon, transexual seropositivo, vulnerable, sensible, buscavidas y hedonista fan de T-Rex, que se acaba convirtiendo en el enlace de Ron con el submundo Gay de Dallas. Todo un bombón de personaje al que Jared Leto hinca el diente componiendo un personaje por el que será, justamente, recordado toda su vida. Es el primer personaje transexual ganador del Oscar.

Ya han pasado los años de los biopics Hollywoodenses al uso, el público ya no acepta maniqueísmos. Las películas con personajes claroscuros como ésta o ‘El Lobo de Wall Street’ lo demuestran. La ambigüedad es la principal virtud de la película, haciendo que sea algo más que un telefilm basado en hechos reales. Ambigüedad del protagonista, que se lucra con una enfermedad al mismo tiempo que lucha contra ella, ambigüedad de Rayon (Leto), que superpone a su vitalidad una creciente vena auto destructiva, de una sociedad que excluye lo marginal al mismo tiempo que dice aceptar lo diferente, de unas autoridades médicas que no quieren remediar una enfermedad por oscuros intereses financieros. Real como la vida misma.


LO MEJOR: McConaughey y Leto. Ambos ante los personajes que marcarán sus carreras.
LO PEOR: Jennifer Garner, la pobre chica se esfuerza en ser una actriz «seria» pero no le sale.
EL DATO: Es la quinta película en ganar el Oscar a Mejor Actor y Actor Secundario, las anteriores fueron ‘Siguiendo Mi Camino’ (Bing Crosby y Barry Fitzgerald); ‘Los Mejores Años de Nuestra Vida’ (Fredric March y Harold Russell); ‘Ben-Hur’ (Charlton Heston y Hugh Griffith) y ‘Mystic River’ (Sean Penn y Tim Robbins).

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