Las películas que tienen su premisa en grabaciones caseras se han convertido ya en un subgénero del cine de terror, los ha habido de todas las maneras y argumentos, el mejor sin duda fue el que comenzó la moda: ‘El proyecto de la bruja de Blair’. A partir de ahí (y salvo alguna excepción) todo ha sido un poco decadencia y fotocopia cutre del cyber de abajo de casa. Esta película se encuentra en el grupo de las malas.
Una pareja de recién casados se van de luna de miel a República Dominicana, tras pasar una noche de juerga de la que no recuerdan nada comienzan a suceder una serie de acontecimientos extraños que se intensifican cuando la mujer se queda embarazada. Todo queda grabado por el marido, que se había prometido registrar toda la primera época del matrimonio.
La premisa no está nada mal, hay momentos que parece que estés a punto de ver una versión actualizada de ‘La semilla del diablo’, se plantean detalles de la historia interesantes, el ambiente de la parte de República Dominicana es muy inquietante y los actores sin ser una maravilla cumplen. Pero a medida que entra en materia la película cae en los errores que cae la mayoría del cine comercial actual: la pornografía digital ¿Por qué se empeñarán en mostrar de manera tan evidente cosas que serían mejor intuir o directamente no mostrar?
Lo que da más miedo de la película son esos detalles que nada tienen que ver con los efectos especiales, esos extraños miembros del culto que aparecen parados enfrente de la casa, el pasado de la mujer protagonista, los símbolos satánicos que aparecen cuando menos te lo esperas, la extraña y tensa visita del médico. Se pierde demasiado entre digitalizadas y efectos especiales que rompen la atmósfera y no solo no añaden nada, sino que te dejan más frío que un Chihuahua en el Árrtico.
Ni siquiera el pretexto para que los personajes graben lo que pasa está demasiado bien justificado (lo que es esencial en este subgénero), tampoco ese medio Gran Hermano que la secta monta en la casa está bien utilizado… Son cosas que un buen director podría haber planteado muy bien pero todas pasan como de puntillas y sin ningún orden ni concierto.
¿Que a veces resulta entretenida y tiene momentos que dan tensión? Pues sí, pero unos minutos buenos no justifican toda la película, no es suficiente para salir del cine contento y más cuando hace casi 40 años Roman Polanski lo hizo antes y mucho mejor.
Lo mejor: La posibilidad de ir a casa y ponerte ‘La Semilla del Diablo’
Lo peor: Los efectos especiales digitales.
La secuencia: La echadora de cartas y el desenlace de las vacaciones en República Dominicana.