Marc Nicholls, un australiano de 30 años descubrió una pequeña sorpresita al dar un mordisco a su pieza de pollo de KFC. Había un pulmoncito de pollo. “Fue asqueroso. Fue realmente repulsivo. En teoría iban a ser una pechuga y dos alas, pero me dieron ‘eso’”.
Después de avisar a los trabajadores del local, estos le comunicaron que lo más probable es que la ‘sorpresa’ fuera un pulmón de pollo, y le recomendaron que se dirigiera al servicio de atención al cliente de la marca. “Ni siquiera me ofrecieron devolverme el dinero”, recuerda Nicholls.
Por su parte, una portavoz de la compañía asegura en el mismo medio que durante el proceso de preparación de la comida se elimina cualquier órgano o entraña, pero que en el caso de este desafortunado incidente alguien hizo mal su trabajo.
Periodista y Graduado en Derecho. Experto en televisión, música y cine. Ha escrito en los principales medios de España y publica en Internet desde 2007.