Llegan las celebraciones del Orgullo Gay y este año notamos cierta tensión extra en los acontecimientos, es como si el fantasma de la homofobia hubiese revivido de golpe. ¿Quién tiene la culpa de eso? Pues no lo sabemos a ciencia cierta pero sí que tenemos claro que parte de la culpa la tiene esta nueva forma de hacer política, de apropiarse de los derechos de los colectivos que se te antojen y llevarlos en tu programa electoral. Esto no hace más que polarizar entre un bando y otro bando, como si esto fuera la Guerra Civil. Que si Manuela Carmena pone semáforos heterófobos, que que si los maricones somos todos de Podemos, que si bla bla bla…
Como siempre decimos: Hay maricones de derechas, de izquierdas, travestis, curas, ladrones, abogados, cajeros de Mercadona, futbolistas de primera división, presentadores de programas deportivos… La variedad en en a población gay es tan amplia como en la no gay.
Y por supuesto, nos parece fenomenal que haya gente a la que el Orgullo Gay le parezca aburrido, innecesario, ordinario, como quieran llamarlo. Nosotros no pretendemos cambiar su opinión, solo les decimos que intenten respetar a los que piensan o viven de manera diferente sin hacer nada ilegal. Dicho esto, échale un ojo a unos cuantos comentarios publicados hoy mismo en un medio de comunicación masivo como El Mundo:
El típico comentario de «yo soy hetero y no hay Día del Orgullo Hetero». En teoría es correcto, no hay día del Orgullo Hetero, quizás porque nunca ha hecho falta y las personas heterosexuales no han sido reprimidas durante siglos por su condición sexual. De todas formas, viendo mensajes como el suyo queda claro que el Día del Orgullo Gay sigue siendo muy necesario.
El comentario apocalíptico: «condones usados y jeringuillas». Si tuviésemos delante al autor le haríamos un chascarrillo: «¿Cómo sabes que hay condones usados y jeringuillas?» pero como no es el caso analizaremos el resto del mensaje. ¿Por qué se empeñan en asociar el Orgullo Gay con tendencias políticas? Y sí, también habrá maricas yonkis que usen jeringuillas pero jamás hemos visto una jeringuilla en el Orgullo Gay.
La normalidad. Ay la normalidad… La normalidad se conseguirá cuando gente como el autor de este mensaje no se moleste en criticar una manifestación. Y ya para rematar dice que será mejor cuando sea una reunión totalmente privada. Tócate los huevos… Todos de vuelta al armario y a los pubs con timbre. ¡Que no nos vea nadie por la calle!
El comentario del que tiene un familiar gay: «Tengo un hermano gay al cual respeto muchísimo» ¡Bravo por ti! ¡Qué buena persona eres que no le castraste cuando era pequeño! Según él el Orgullo Gay es una «ordinariez y falta de respeto hacia las personas en general». Otro ejemplo más de: lo que no se haga como yo quiero no está bien. A nosotros, por poner un ejemplo muy chusco, nos encanta ver cómo disfruta la gente celebrando la Champions en Cibeles, ¿cómo nos va a parecer mal ver a miles de personas siendo felices?
Llega el comentario que no se limita a la homofobia, amplía su espectro al sobrepeso, las barbas, los piercing en los pezones. Este comentario es uno de los que más nos gusta porque por lo menos no se esconde: habla de dos formas de llevar la homosexualidad: con discreción o gritándolo a los cuatro vientos «cuando muchos queremos silencio…» Debe de ser que vive en el eje Paseo del Prado – Gran Vía…
La traca final: «todos los homos que conozco reniegan de tanta lentejulea». Y por eso le caen bien, porque piensan exactamente como él. Y ya lo de las «lesbis» magreándose en un Restaurante con estrellas Michelin… pues eso, de traca.
Periodista y Graduado en Derecho. Experto en televisión, música y cine. Ha escrito en los principales medios de España y publica en Internet desde 2007.