Securitas Direct está consiguiendo algo fascinante con sus anuncios: estamos tan enganchados a ellos que creemos que podrían hacer toda una serie para Netflix con ellos. Todos los casos son clichés muy reales y por eso nos producen fascinación absoluta. Ya vimos el de la mujer que quiere amargar las vacaciones a su vecina, el de la madre posesiva que va a juzgar la casa de su hija y el del padre de familia que aspira a ser como su vecino. Ahora llega: la ama de casa aburrida y oliscona que se aburre en casa y llama para molestar a su marido mientras trabaja.
El anuncio comienza con la imagen de una señora entrando por la puerta de la terraza de su chalet hacia el salón mientras hace una llamada por teléfono. Responde su marido con un desganado: «Hola cariño, ¿me has llamado?». Ella responde histérica, debe de haber estado llamando como mínimo 40 veces para contarle el chisme del día que ha devuelto la ilusión a su acomodada vida: «Han robado en casa de Carmen», le dice al marido. Él contesta con un escueto: «¿En serio?». En realidad le da igual, pero es un morboso y continúa con «¿Y cómo?».
Su mujer, con un tono de completo «te lo dije» le explica: «se han colado por el jardín». Ahí, el señor se da cuenta de por dónde van los tiros y quién es el blanco a disparar: «¿no me digas? Podría haber sido la nuestra», explica para desviar la atención y que parezca que él también se lo estaba barruntando. Y no se estaba barruntando nada. A él no le daba la santa gana gastarse dinero en una alarma todos los meses porque total, sabe que su mujer está en casa y le da completamente igual si le pasa algo. Y si entran a robar ya se pondrá ella a llamar a todas sus vecinas como en una película de Pedro Almodóvar.
El anuncio termina con el órdago de la mujer: «Quiero que pongamos una alarma». A ella, que le hayan robado a su vecina también le es totalmente indiferente, de hecho por dentro hasta se alegra, pero aprovecha la coyuntura para poner a su marido contra la espada y la pared. Él, que tampoco quiere discutir mucho y que sabe que la única salida es poner la alarma para que su mujer le deje en paz asiente: «Vale, pues la ponemos». Ella, que como ya sabemos está más sola en casa que la rata de los Aristogatos y más aburrida que una mona, toma la iniciativa y dice: «¿Sí? Pues llamo ahora mismo». Entre que llama, se pelea con un operador, cambia varias veces la fecha de la instalación, se queja de que no ha quedado bien… ¡se asegura estar entretenida toda una semana!
Periodista y Graduado en Derecho. Experto en televisión, música y cine. Ha escrito en los principales medios de España y publica en Internet desde 2007.